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11-13 Los israelitas persiguieron a los filisteos desde Mispá hasta Bet-car, y los vencieron. Entonces Samuel tomó una piedra, la puso entre los pueblos de Mispá y Sen, y la llamó Eben-ézer, pues declaró: «Hasta aquí nos ha ayudado Dios». Hizo esto para que todos recordaran cómo Dios los había ayudado.

Mientras Samuel vivió, Dios mostró su poder contra los filisteos, y éstos ya no volvieron a invadir la tierra de Israel.

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